La crisis de
las "tareas"
Se nota, se
nota mucho el desgaste de las familias, de los niños, niñas y adolescentes.
Como de los
equipos docentes.
Los
indicadores en los chicos son la demora en la entrega de tareas, la
desconexión, el abandono, la resistencia o la negativa en casa a hacerlas.
En los
docentes, el cansancio, el estrés, la fatiga y el hartazgo de remar en dulce de
leche, sumado a tanta reunión y tanta capacitación que llega tarde y sobre ejes
que las escuelas ya tuvieron que resolver a los ponchazos, encima con retaceos
salariales.
-- ¿Habrá
que recordar que la situación de cuarentena es un "estresor" y que
nadie es ajeno a la fatiga, irritabilidad, hipersensibilidad y baja tolerancia
a la frustración que conlleva, sobre todo en los más vulnerables? Es imprudente
negar nuestras múltiples fragilidades ante la incertidumbre y el riesgo.
-- ¿Habrá
que insistir en que se modere la cantidad y se mejore la calidad de las tareas?
Cada tanto es preciso permitirse escuchar y hacer ajustes a metodologías,
modalidades de trabajo, expectativas y exigencias .
-- ¿Habrá
que insistir una vez más en "proponer" tareas (en vez de
"enviar") que inviten a crear, pensar, jugar, inventar, buscar
información que otras de reproducir o retener?; y ¿no es suficiente límite
disciplinante y restrictivo la misma cuarentena? Hay escuelas que se han
inventado más de una vez.
-- ¿Habrá
que aliviar de una vez por todas a docentes y equipos directivos de lo
superfluo (reuniones interminables para bajar línea, burocracia, etc.? También
a las familias, de un "activismo" de hacer por hacer, en vez de
priorizar la amplia gama de aprendizajes posibles.
-- ¿Habrá
que repensar prioridades escolares y familiares a fin de articularlas?
-- ¿Habrá
que ocuparse de sostener tanto en lo didáctico como en lo emocional a los
equipos docentes para que finalicen esta primera y extensa etapa?
-- ¿Habrá
que ocuparse del bienestar, muy especialmente de niños, niños y adolescentes,
invitándolos a participar de espacios de encuentro, de juego y de bien humor?
Faltan pocas
semanas para las vacaciones, no las compliquemos, no intentemos encontrar el
agujero del mate o resolver lo no hecho en los quince o veinte días que quedan.
Aflojemos
tensiones, cuidemos, reparemos las redes que nos unen con nuestros estudiantes.
Proteger y
sostener a quienes hoy viven esa desazón y cansancio es fundamental.
¿Llegaremos
a las vacaciones arrastrándonos?
¿Se
respetará estrictamente el descanso?
Texto de Mónica
Coronado
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